«No hablo ni conmigo», afirma el «Gato» Baptista en su honesta lucha contra el «Síndrome de la Cueva»
¿Alguna vez has sentido la necesidad de aislarte de tu entorno? ¿Cómo si quedarte encerrado en casa fuese infinitamente mejor que salir a socializar? Si te identificas con esto, podrías estar experimentando el Síndrome de la Cueva, una condición que genera una sensación prolongada de aislamiento social y emocional.
Aunque la pandemia de COVID-19 quedó atrás, la reintegración a la vida cotidiana sigue siendo un desafío para muchos. Tal es el caso del actor y modelo venezolano Juan Alfonso «El Gato» Baptista, quien habló abiertamente sobre cómo le ha afectado este síndrome, el cual lleva a las personas a retirarse voluntariamente del mundo exterior para refugiarse en su propia «cueva» interna.
“No hablo ni conmigo. En mi casa estoy con mi gato, a veces no tengo muchas ganas de conversar con nadie (…). De ahí viene el encierro, el síndrome del hombre de la cueva que surge tras la pandemia. Es ahí donde te preguntas: ¿Quién eres tú realmente? ¿Qué personaje eres?”, confesó Baptista durante un episodio del podcast Los Hombres Sí Lloran.
Durante la entrevista, el venezolano reflexionó sobre las «dependencias» humanas que dificultan la conexión con uno mismo y despertar la conciencia. Explicó que la vida nómada y acelerada a la que estaba acostumbrado le sirvió como una armadura que hoy le cuesta soltar para tomar control real de su vida.
“Todos los seres humanos tenemos una dependencia (…). Creo que esa vida nómada que me permitía moverme y fortalecerme con esa armadura, hace que ahora sea muy difícil quitarse esos sellos y esa capa”, resaltó.
La soledad detrás del éxito
Baptista reconoció que, a pesar de tener negocios, pareja y una vida social activa, al final del día experimentaba un profundo vacío.
“Uno se siente totalmente solo o como un fugitivo. No quieres hablar con nadie ni que nadie te vea (…) no confías en nadie, te quedas parado en la cama y dices: ¿qué hago?”.
Sin embargo, para el actor, este «Síndrome de la Cueva» no debe verse solo con miedo, sino como una oportunidad de aprendizaje. Es un espacio para cuestionarnos: ¿Quiénes somos? ¿Qué perseguimos? ¿Qué cargas debemos soltar y cómo podemos reconstruirnos a partir de lo vivido?.
Aunque este síndrome no está reconocido oficialmente como un trastorno psiquiátrico en los manuales diagnósticos, es un fenómeno que ha sido objeto de estudio e investigación en psicología y salud mental.
